viernes, 9 de diciembre de 2011

Silencio, se rueda.

Salí de mi casa, como siempre, con prisas. Llegué a la parada del metro, al cual le quedaban varios minutos. Desde el reflejo del tablón de las horas de llegada y salida, me observé, mi trenza con esa coleta negra que llevo siempre, mi cara un poco maquillada, la cual, me encontraba un pelín rara.
Oí como el tren llegaba, cuando me sonó mi pequeño y ligero móvil. Descolgué el teléfono.
-Rebeca, soy Chris.-su voz me aceleró el corazón.- ¿Dónde estas? ¿Te acuerdas de nuestro encuentro?
-Claro, estoy en el metro, esperándote.
-Pues no te veo.
-Espera me voy a la acera de al lado.-dije yo corriendo, esperando encontrarme con él.
Cuando salí una sombra me detuvo...Entonces lo entendí todo cuando pare en sus fuertes y cálidos brazos.
-¡Que guapa estás, princesa!-dijo él con una voz agradable y feliz- te echaba de menos.
- Y yo a ti, Chris...-dije con una voz tartamudeante.-Antes que nada-me separé de sus brazos, la adrenalina se apoderó de mi y mirando a sus bellos y hermosos ojos miel que me deleitaban- hay algo que debo decirte desde hace mucho tiempo, y pienso que es el momento indicado para decirtelo.
-Rebecca, yo...-le interrumpí.
-Siento desde hace tiempo cosas, cosas que jamás he sentido por nadie y aunque me cueste admitirlo, están muy conectadas a mí. Sé que acabas de terminar una relación Chris, y yo no soy quién para enredarte más pero... ¡No lo puedo negar! Te amo, y estoy harta de engañarme a mí misma, siento mucho haberte hecho pasar por esto... pero .. siento que...
Un ligero beso tragó mis palabras, mientras caían dos lágrimas de mis húmedos y felices ojos.
-Eres una de las personas más increíbles del mundo-soltó él con una sonrisa, de repente los ojos se le humedecieron.-Yo.. de verdad.. me alegro tanto de que seas mía.-le cayó una lágrima en su mejilla.
Le quité delicadamente su lágrima, cuando lo abracé con fuerza, hasta que me di cuenta de que esto si que era algo mucho más que amor...

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