No puedo pensar más en aquel día, en el que te conocí y en el que me lo pasé tan bien contigo. Fue divertido ver como te sudaban las manos para intentar bailar y como hablabas de pianos y de partituras de lo cual no se si conseguiste aclararte.
Fueron pasando días y más días hablando en el que íbamos mejorando nuestra amistad, tanto, que te he visto llorar, te he visto reír, te he visto comerte una barra de pan entera, te he visto encestar una pelota irregular de albal que nunca daba en la papelera...
Solo decirte que me imitas fatal, pero que aún así te quiero mucho mucho mucho!
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